¡Habemus Papam!

Qué sensación de expectativa e incertidumbre generaba la pequeña chimenea sobre la Capilla Sixtina en éstos últimos dos días. Es que no era para menos: Guardaba dentro de sí la elección del sucesor de Benedicto XVI, del nuevo Papa que tomaría la dirección de la barca de San Pedro. Confieso que me dio una sensación de "pirí" y completa sorpresa el hecho de ver la fumata blanca saliendo al aire exterior y a la vista de todas las personas presentes en la Plaza del Vaticano, quienes al percatarse de lo que estaba ocurriendo estallaron en un grito de júbilo unísono, como el que se da cuando se festeja un gol en un estadio durante un partido de fútbol. Banderas agitadas, sonrisas cómplices, abrazos efusivos y campanas repicando fueron las constantes que pude notar en las postales que vi. De esta manera, hoy se dio anuncio al comienzo del pontificado de Francisco, nombre elegido por Jorge Mario Bergoglio. Quizás no conozcamos mucho acerca de él, pero en pocas palabras: Es de nacionalidad argentina, tiene 76 años, era arzobispo de Buenos Aires y pertenece a la Orden de la Compañía de Jesús.

"Recibieron gratuitamente, den también gratuitamente."
Cardenal Jorge Bergoglio - Papa Francisco

Lo que más me llamó la atención de su persona es la humildad de la que muchos hacen eco. Vivía en un pequeño departamento, se desplazaba en transporte público y cocinaba su propia comida. Vale decir que renunció a ciertas comodidades y privilegios, dentro de su plena libertad. Admirable y digno de imitar, sin duda. Le caracteriza su preferencia por el trabajo social, y su férrea lucha por la conservación de la ética y la moral. Me imagino que como todo argentino, ha de ser fiel al mate de las mañanas, ha de gustar de los asados y también del fútbol. Estuve viendo que no sólo es hincha, sino también socio del Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Es admirador de la música clásica y la literatura, en particular de Jorge Luis Borges. De joven sufrió una enfermedad respiratoria, por cuya consecuencia hoy día vive con un solo pulmón. ¿Por qué menciono todo esto? Porque no debemos olvidar que detrás del Papa, sea quien sea, también está un hombre, con virtudes y defectos, al igual que usted y yo.
Le toca un tiempo difícil, donde la figura de la Iglesia se encuentra en un estado frágil y los ojos están puestos en torno a la autenticidad de las vocaciones sacerdotales. Pienso que la tarea no sólo recae sobre sus hombros, ya que nosotros también estamos dentro de la misma barca, y por lo tanto tenemos que atrevernos a plasmar en el actuar del día a día nuestra fe y nuestros ideales. Quizás tome como una especie de catequesis la última oración, pero en realidad no deja de ser una simple convicción que me hace pensar en la coherencia de vida que tenemos que tener como personas.
Hoy es una fecha que quedará para la historia, y también en mi memoria. Y si pudiera dejarle un pensamiento al Papa, sería el siguiente: "En la humildad, por debajo de todos. En el amor, por encima de todos." ¡Muchas bendiciones!